lunes, 23 de noviembre de 2015

El cajón del desastre: Matthew McConaughey

Matthew McConaughey está de moda, eso es un hecho. Si alguien sobre la faz de la Tierra se le ocurre decir "No me gusta Matthew", quizás vuelva la Inquisición para quemarle en la hoguera o lo que es mucho peor, crearían un grupo de WhatsApp para criticar semejante tropelía. Lo interesante es que, hace cinco años, todo el planeta utilizaba su nombre para ser el centro de las burlas.

La carrera del reciente oscarizado actor no ha sido un camino de rosas. Películas con menos contenido que un plan de crisis del gobierno han marcado su filmografía. Las cinco que a continuación voy a citar, son tan solo unos pocos ejemplos de la extensa lista de fracasos que el actor ha acumulado.


La matanza de Texas: La nueva generación (1995).

Quiero pensar que Matthew McConaughey aceptó participar en este proyecto porque perdió una apuesta o porque su representante tenía serios problemas con el alcohol y las máquinas tragaperras. Bien es verdad que actores como Kevin Bacon o Johnny Deep comenzaron con papeles similares y alcanzaron el éxito, pero sólo era necesaria una neurona para saber que esta cinta de la famosa saga tenía menos sentido que Doraemon en una película de Alfred Hitchcock (No olvidemos a esa mujer berreando y corriendo sin sentido con su careta de cuero).
Dato de interés: No se conocen trabajos posteriores de este director tras este regalo que nos ofreció. Supongo que el motivo es porque la humanidad no está preparada para tanta genialidad. 



Como perder a un chico en diez días (2003).

Después de una década de películas ridículas, resulta que esta se convierte en la más exitosa de su carrera. Una "comedia" romántica que carecía de originalidad pero tenía a los dos actores rubios del momento en su reparto principal y claro, eso es suficiente. La historia es básica, pero quizás consigue su objetivo principal: Seguir la estela de lo que Julia Roberts había realizado durante la década de los 90. La mejor de lo peor.



Sahara (2005).

Penélope Cruz estaba en su mejor momento profesional cuando rodó esta película. Era la viuda negra de Hollywood: Cada proyecto en el que participaba, moría en las taquillas de manera fulminante. A Matthew parecía no importarle, y decidió echarle huevos al asunto (aunque ello pudiese costar su carrera profesional y que su familia cambiara la cerradura de su casa) para protagonizar este intento de recuperar el espíritu aventurero y cómico de Indiana Jones y La Momia. Lo único en lo que falló es que ni tenía aventuras, ni tenía comedia. Por lo demás consiguió el objetivo de sus predecesoras. 



Novia por contrato (2006).

Los años pasaban y las arrugas aparecían, pero Matthew seguía empeñado en ser el novio de América. Esta vez la actriz coprotagonista se trataba ni más ni menos que de la siempre "infalible" Sarah Jessica Parker. Se supone que era comedia, pero yo ver como se enamoran dos personas que usan el mismo tinte y el mismo bronceado, me produjo ardor estomacal y alguna que otra visita al psicólogo. Desde el minuto uno del metraje sabemos que precisamente el final no iba a ser ver a Matthew en un arrebato de locura asesinando con un cuchillo de cocina en mitad de una cena a Sarah por su intensa interpretación. Como siempre, hubo una mano negra que impidió nuevamente que ambos actores no fuesen nominados al Oscar.




Los fantasmas de mis ex-novias (2009).

La última mediocridad antes de que la suerte del actor cambiara, se trata de este film del director Mark S. Waters. Charles Dickens aún sigue revolviéndose en su tumba tras esta adaptación de su famoso "Cuento de Navidad". Matthew volvía a sorprendernos con una desgarradora interpretación haciendo de él mismo en los últimos quince años: Chico con miedo al compromiso se acaba enamorando de la compañera de reparto. Y esto sumado al fantasma de Michael Douglas intentando concienciar al actor de su comportamiento hacia las mujeres lo convierte en una genialidad digna de ser vista.




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